martes, 28 de octubre de 2008

¿Quién atropelló a Chabelo?




La noticia cimbró a los mexicanos y nos hizo preguntarnos: ¿quién querría dañar a este niño de la tercera edad que tanto ha hecho por los vendedores de golosinas y por las mañanas del domingo? ¿Por qué a él? ¿Quién no pasó su infancia salivando ante el catálogo de tentaciones fatuas y experimentando sensaciones extrañas ante sus edecanes adolescentes? ¿Quién no, en el tuétano de su ruquez, ha disfrutado de algunas horas más de sueño dominical gracias a la distracción que ejerce sobre nuestros hijos? Habría que agradecerle, habría que levantarle un monumento, algo así como “El Chabelo de Corcobado”, un Chabelo enorme, con los brazos abiertos, como diciendo: “A ver, cuate, ¿qué prefieres? ¿Lo que tengo en la mano izquierda o lo que tengo en la mano derecha?”.
Sí, hay quienes lo acusan de ser gandalla con los niños y de propiciar el insano consumismo, pero yo catafixio ese reclamo por el cariño que se le tiene a este pícaro personaje, improvisador natural, leyenda de la televisión y, en sus ratos de ocio, amante de las motocicletas y coleccionista de armas.
Por eso, y en un afán por contribuir con las autoridades a encontrar al agresor, pongo sobre la mesa algunas teorías que nos permitan esclarecer este incidente y castigar al responsable.

a) Pudo ser un enviado del gobierno federal que buscaba crear una cortina de humo que pudiera distraer de la debacle económica y de las nuevas pejemovilizaciones contra la flamante reformita.

b) Pudo ser un agente del gobierno legítimo que buscaba generar un clima de caos e incertidumbre y de ese modo preparar el terreno para la toma del Congreso, o lo que al Peje se le ocurra.

c) Pudo ser Chespirito, cansado de que haya dos adultos vestidos de niños en la televisión.

d) Pudo ser un comando de adelitas disfrazadas, buscando evitar que Chabelo se privatice... más.

e) Pudo ser Elba Esther Gordillo, quien pudo haber confundido a Chabelo con un maestro disidente. Aunque también se sabe que ya no soporta que se burlen de ella con esa canción de “la maestra me dio un beso a la salida...”.

f) Pudo ser la señora que atropelló a la Canaca. Atropelladora serial.

g) Pudo ser un pederasta que se frustró al descubrir que Chabelo no era niño.

Si ninguna de estas teorías prospera, espero que la justicia tenga otras mejores y sí encuentre a este engendro maléfico que, de momento, podemos catalogar como el “Mataviejitos”, o el “mata-Chabelos” y que afortunadamente no logró su enfermo cometido.
En lo que lo agarran, y para que ya no ande tan vulnerable por las calles de la ciudad de México, propongo que declaremos a Chabelo patrimonio nacional.
Por: Fernando Rivera Calderón

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